HARE CHRISTMAS: UN DÍA MÁS EN LA VIDA
Ayer fue 31 de diciembre de 2018 y es la segunda vez en mi vida que no la paso con mi familia. La primera vez la pasé con otra familia pero esta vez ha sido completamente diferente. Esta nochevieja la he pasado completamente solo con Ura. Os quería contar mi experiencia, porque a pesar de que crea desde hace mucho tiempo que este es un día como otro cualquiera, ayer lo pude experimentar completamente con todo tipo de contradicciones y sentimientos encontrados.
Para empezar el día, hice lo que llevo haciendo durante más de dos semanas, lo mismo que he hecho hoy y lo mismo que haré mañana: dar de comer a los animales y encender la chimenea. Cuando termino esta tarea me preparo un desayuno imperial, con mi mandarina, mi tortilla francesa, tostadas y un superplato de avena con plátano, frutos secos, semillas de chía,… como os decía, un desayuno imperial. Tras el desayuno, en el cual invierto más de una hora en prepararlo, degustarlo y limpiar todo lo que he utilizado, tocan los paseos con los 5 perros para acabar limpiando establos y recogiendo kaka de pony por todas partes. Cuando termino esto, hacia la una o dos del mediodía, todo depende de lo que me entretenga sacando fotos en mis paseos, es la hora de comer. Más tarde me toca limpiar la comida de los ponis para el día siguiente, volver a alimentar a gatos y perros, hacer la chimenea y prácticamente todo el trabajo queda concluido a falta de un paseo con Loki y alimentar a los ponis a la noche. Esta es mi vida en resumidas cuentas en el templo.
Por ahora, no tengo meditaciones, clases interesantes de historia ni artes marciales porque estamos de vacaciones y no hay alumnos hasta primeros de enero, lo que significa que aquí no hay nadie más que yo para trabajar, lo que implica comerse bastantes más trabajos y mierdas de las que me comeré los próximos meses. Como os digo, estoy viviendo prácticamente solo sin hablar con nadie ya que los jefes: Laoban, Shifu y Shitaigun están descansando y desvinculándose, muy merecidamente, del templo por unos días. Esto me da total libertad y muchísimo silencio, algo con lo que no contamos mucho en la sociedad actual.
Sobre el silencio hablaré más en profundidad próximamente ya que quiero hablaros de la meditación así que vamos al grano.
NOCHEVIEJA EN SOLEDAD
Antes de nada quiero dejar claro que para nada quería escribir al respecto pero me he visto obligado por las circunstancias del día en cuestión.
Tras terminar todos mis trabajos, me planteaba seriamente si coger el coche e ir a Metz, donde están mis amigos de Machu Picchu, o simplemente a Kaiserslaurten, la ciudad más cercana a unos 15 minutos, a ver qué pasaba al encontrarme solo en una ciudad desconocida un día tan señalado como este. La verdad es que los dos planes eran bastante atractivos ya que no tenía nada planeado y como sabéis, cada vez que voy solo a alguna parte sin ningún plan me acaban ocurriendo cosas increíbles. Sin embargo, decidí quedarme en el templo. Tiempo de sobra tengo para experimentar este tipo de aventuras, pero estar solo en nochevieja, no sé da todos los días y menos con el silencio sepulcral que te otorga un bosque.
Por lo que me dispuse a cenar, a eso de las 7 de la tarde, un poco de arroz y unas verduras del día anterior recalentadas y que aún sabían de maravilla. Mientras cenaba, mirando la tv del templo – no os asustéis, la television del templo son Ura y Loqui jugando a morderse o a quitarse cosas- pensaba en todas esas maravillosas cenas llenas de entrantes, segundos entrantes, terceros entrantes, mariscos, carnes, cava, vino,… todo en compañía de Ramuntxu y la familia, y a pesar de estar muy en contra de todo ese circo, dentro de mi sabía que lo echaba de menos, que un día como hoy, lo normal, es estar con la familia. Hoy es EL DÍA para estar con la familia y yo estaba con dos perros y un plato del día anterior, dispuesto a dar de comer a los caballos, leer un libro e irme a la cama.
Ahora debería venir la parte de que todos los días son iguales, que la nochevieja es producto del capitalismo y que el amor lo creo el corte inglés. Aunque todo esto sea cierto, también es cierto que hemos crecido en una sociedad donde nos ha dicho que todo esto es así y aunque pensemos que no y que estamos en contra, dentro de nosotros, reside la semilla que te ata a ello. Siempre pongo el mismo ejemplo, aunque yo diga que soy ateo, agnóstico, comunista o anarquista, yo soy católico apostólico romano, capitalista, machista y muchas otras cosas ya que, como digo, la semilla o más bien el chip, está implantado en nuestro cerebro desde que nacemos y recibe actualizaciones constantemente. Todos los programas de budismo que me quiera descargar en mi cerebro pasarán por el cortafuegos del cristianismo y por muy budista que me pueda creer la gran mayoría de mi conducta está dominada por el cristianismo. Por lo tanto, salvo cataclismo, la mayoría de nosotros moriremos siendo católicos y comprando en el corte inglés. Sabiendo esto, ahora mismo caben tres opciones.
La primera opción es negar la obviedad y decir que esto no va con nosotros, que somos anarquistas y que nuestras creencias se basan firmemente en la virgen del coño insumiso, que no hay una pizca de cristianismo en nosotros porque YO no he hecho ni la comunión. El primer error en esta opción es creerte tan especial como para estar fuera del alcance del condicionamiento social del que todos mamamos para ser quienes creemos ser. El segundo error es no ver que estás cometiendo un error por pura arrogancia.
La segunda opción es aceptar que esto es así y seguir con tu vida. Esta opción es aún peor que la primera. Al menos los primeros, creen estar haciendo lo correcto y no tendrán remordimientos ni sentimiento de culpa (actualización de software más potente del cristianismo) sin embargo, los que se suban a este carro estarán condenados a celos, crisis de identidad, depresiones, estrés, y todas estas enfermedades del siglo XXI que tanto dinero generan a las farmacéuticas. Tampoco quiero ponerme duro con este grupo al que pertenecemos todos en algún aspecto de nuestra vida y es que realmente da miedo salirse de lo que es normal y más darse cuenta de lo lejos que estás de lo que en algún momento de tu vida o incluso ahora, has deseado hacer. Nadie está libre de hipocresía en esta sociedad ya que si así fuera, seriamos dioses a los que las influencias externas no nos afectarían y andaríamos por el mundo siendo absolutamente únicos e irrepetibles. Realmente somos menos únicos e irrepetibles de lo que pensamos, en todas partes hay un Mikel Quina hablando de estas cosas y en todas partes hay un Carlos Ruíz diciendo que Mikel Quina es un gilipollas. TODOS seguimos los mismos patrones, gracias globalización.
Tercera opción: estar atento, perdonarte y aprender de tus errores. Estate atento a lo que estás haciendo en piloto automático, estate atento a lo que sientes, reconoce lo que no te sienta bien y analiza por qué. Perdona tus errores porque son el mejor regalo que te puedes hacer, tus errores son tu mejor maestro, porque la experiencia es la mejor escuela que hay y perdona también los errores de otros, porque igual que tú, tienen derecho a aprender, al ritmo que cada uno vea conveniente.
¿POR QUÉ OS CUENTO ESTO?
Os cuento esto porque este 31 de diciembre, en vez de estar cenando con mi familia, estaba leyendo la vida de Siddhartha Gautama, más conocido como Buda. Por causalidad, me tocaba leer la parte en la que Siddhartha se ilumina y por lo tanto se convierte en Buda, que traducido quiere decir inteligencia despierta. Cuando alguien se ilumina, y todos estamos hechos para conseguirlo, se dice que se llega al desapego de todo lo que la sociedad ha hecho de nosotros y al fin podemos ser libres y ser nosotros mismos en conexión con el mundo. También se dice que cuando intentas describir algo como el amor, un amanecer o la iluminación con palabras estás insultando a estos acontecimientos.
Cuando Siddhartha se iluminó, pasó 7 días en silencio debatiéndose entre hablar o no hablar. Él ya conocía la verdad y como he dicho antes, cuando pretendes poner en palabras un hecho, empiezas a distorsionarlo y por tanto pierde su valor. Además para que alguien pudiera entender el concepto de la iluminación debe tener ciertos conocimientos al respecto para que pueda llegar a entender algo del mensaje que Buddha pretendía transmitir. Todos los pronósticos indicaban a que Buddha no hablaría jamas ya que no merecía la pena tratar de explicar algo a alguien que no podría entender, además de que mucha gente se lo tomaría como una ofensa y esto le traerían una serie de problemas en los que no merecía la pena meterse, más aún sabiendo la verdad. Chomsky publicó un artículo hace unas semanas en el que decía que en la sociedad actual los hechos han dejado de tener valor y de esto mismo habla esta parte de la historia de Siddhartha, de que no tenía sentido gastar un mínimo esfuerzo en hacer entender la verdad si nadie la querría escuchar. No obstante, y ahora viene la parte mitológica, los dioses bajaron para decirle al nuevo Buddha que toda la existencia estaba esperando a que hablara y a que compartiera el mensaje y que si bien era cierto que el 99’9% no lo entendería, cabía la posibilidad de que ese 0,1% pudiera seguir su camino y llegar a iluminarse, y así abrir el camino hacia más iluminaciones que traerían mayor paz y prosperidad al mundo. Y por este pequeñísimo punto a favor, Buddha decidió hablar y hoy contamos con muchísima gente que ha llegado a este estado de plenitud, entre ellos, se dice, que podríamos encontrar a un tal Jesus de Nazaret.
Cuando terminé de leer este pasaje y cerré el libro, eran las 23:59 del 31 de diciembre de 2018. Por esta causalidad, estoy escribiendo todo esto, porque si a alguien le sirve de algo este post o este blog, para mí ya habrá merecido la pena el tiempo que me ha llevado escribirlo.
Bonita reflexión.
Alabado sea Buddha
Amen
Gracias seas quien seas 😉
Cuando estás con todos menos conmigo, no estás con nadie.
Cuando no estás con nadie más que conmigo, estás con todo el mundo.
En vez de estar atrapado en todo el mundo, Sé todo el mundo.
Cuando te conviertes en todos ellos, no eres nada.
– Rumi –
No eres el único que ha decidido pasar este señalado día de un modo diferente. Yo puedo recordar muchos días así, rodeado de mucha gente y sintiéndome en profunda soledad.
Y días de solitud en los que me he sentido plenamente conectado. Cuando uno no está completo y busca la compañía como modo de distracción, para llenar ese vacío interior, es solo pan para hoy y hambre para mañana. Si cuando estás solo no estás bien, que quiere decir? Pues que efectivamente estás en mala compañía. Y por qué tendrían otros que aguantar esa compañía que ni uno mismo aguanta?
Que ese 0,1% siga indagando para desenmascarar ese ego ilusorio, para despertar de Matrix, o como dices, para formatearse ese software.
Sea la solitud bienvenida por el bien de todos.
Om.
Bonito artículo; has mezclado el concepto de la navidad con un pasaje de la vida de Siddhartha Gautama. Un comentario constructivo (para añadir mi pequeño grano de arena) es que además de las 3 opciones que describes para hacer frente a la idea de la navidad, añadieras un cuarto. Esta consistiría en ser consciente de ello (como en la opción 2) pero aceptarla y compartirla. No quiero decir que la aceptas por el mero hecho de que “siempre ha sido así”, sino que estés de acuerdo con la idea de que sea así y no de otra manera. El hecho de que alguien haya tomado una decisión por ti no quiere decir que solo por eso no compartas esa decisión. Como bien dices que en todas partes hay gente que piensa de manera distinta, seguramente también habrá gente que simpatice con esta cuarta opción. Lo importante es saber que siempre hay multitud de opciones y que cada uno puede elegir (aunque no necesariamente debe hacerlo) la que más le convenga. Al respetar las decisiones de los demás y no juzgarlas o valorarlas uno puede sentirse bien consigo mismo y pensar que el mundo es muy grande y que ahí caben todos. Qué aburrido sería el mundo si todos fuésemos iguales. Peace & Love.
Mikel creo que estás experimentando un huevo. Sacando conclusiones a punta pala, sigue así, que te quiten lo bailado 🎶
aupa Jokin! me alegra leerte por aquí. un abrazo artista 🙂