TRES DOMINGOS, TRES MERCADOS
Meses antes de salir de Eibar, miraba mi armario y pensaba ¿qué hago con todo esto? Tenía tanta ropa que podría pasarme un mes sin poner una lavadora y yo sin inmutarme ¿Tiene esto sentido? NINGUNO. Tenía, y aún tengo, millones de cosas que llevo sin utilizar desde quién sabe cuando, pero cuando se me planteaba el hecho de vaciar el armario, siempre pensaba: “bueno esto lo dejo por si acaso, y aquello mejor lo guardo para cuando…” nunca llegaba ese cuándo. También me informé sobre donar la ropa pero, por un lado, quería donarla a algún proyecto que conociese y la verdad es que mi frenética vida de pluriempleo y la pereza, consiguieron que no me apareciese nada interesante donde donar, hasta que un día, en Instagram, vi una historia donde una chica, amiga de Hakima Flissi (os recomiendo que la sigáis en instagram y escuchéis su música) creo una especie de mercado vendiendo su ropa. ¡Qué gran idea! pensé. Por esto, y gracias a Paula Zabala, mi casera en Barcelona durante 3 semanas, me enteré de la existencia de FLEAMARKET y no lo dudé ni un instante, ¿qué mejor forma de aprovechar mi ropa que venderla? Es una forma de reciclar y encima de conseguir algo de dinero para financiar mi viaje, así que sin dudarlo un instante me suscribí para los dos mercados.
Así pues, cargué mi Ford Fiesta de mi vieja ropa y la pequeña Ura y yo viajamos hacia Barcelona con el principal objetivo de venderlo todo, cosa que finalmente, no saldría tal y como mi joven perra y yo nos imaginábamamos.
FLEADONIA

LA MEJOR EXPERIENCIA VENDIENDO MI VIEJA ROPA
Llevaba tan solo tres días en Barcelona y allí me dirigí la soleada mañana de domingo. No tenía ni idea de cómo vender, qué hacer,… claro, nunca había hecho algo parecido, pero como siempre, gracias a la técnica de prueba error, todo acaba siguiendo su curso.
Llegué cargadísimo de cachivaches, ropa, maletas, muñecos de el señor de los anillos,… a mi puesto, al lado de dos mujeres encantadoras, madre e hija, que se dedicaban a comprar ropa por internet par más tarde venderla en este tipo de eventos. Dos mujeres experimentadas en la venta de segunda mano que, se rieron mucho con mi inexperiencia, pero que con gran amabilidad me dieron buenas indicaciones para que mi venta fuese genial.
Al principio tenía los precios relativamente altos, a mi no me parecían altos ya que tenía ciertas cosas de gran valor, pero obviamente, la plaza exigía precios más bajos. Pasaron las horas y empecé a pillarle el gustillo y el tranquillo. Esta situación me recordó a mi experiencia en Latinoamérica donde al principio, todos los comercios trataban de inflarme los precios, cosa que me repateaba y a la cual contestaba con mi frase favorita a la vez que arrogante y poco acertada “señora, ¿usted cree que yo en España tengo castillos, verdad?” hasta que finalmente entendí que debía entrar en el maravilloso y emocionante juego del regateo. Lo mismo me pasó aquí. Llego el punto en el que en mi pizarra escribí, “NO VENDO SIN REGATEAR” todo un acierto. Muchísima gente se reía y se paraban a hablar conmigo y finalmente compraban algo. Por cierto, los que mejor regatean son los árabes. Además de simpáticos y buenos regateadores, me enseñaron algo que me parecía de broma pero que puede que tenga algún sentido y es: ¿cómo saber si un pantalón es de tu talla sin probártelo? por increíble que parezca, todos tenían 2 técnicas. Primero, en la cintura del pantalón, con el botón puesto, meter el antebrazo y si entra bien de puño a codo, es tu talla. Segundo, coger el pantalón de la caderas y si te da para dar la vuelta a tu cuello hasta la nuca, es tu talla. Increíble pero efectivo.
FLEAMARKET

YA VOY PERO ES QUE ME HE LIADO CON EL TROTAGORA en pocos días termino este post
VINTAGE MARKET

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